Dos
Y tú,
que eres ciudad en fuego cruzado,
firmas la paz con un dios
que nunca tuve a mi lado.
Y yo,
inútil pincel seco que no empapa,
dibujo razones en cielos dormidos
por hombres sin capa.
En las noches de insomnio solo cabe esperar que el sueño llegue... siempre llega.
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