Sin Título
Envidio los relojes
y el silencio en mis oídos
cuando la tormenta encoge
esta coraza sin sentido.
Arrugas sin dirección
guían este cuerpo mustio sin bastión
sin remedio por las calles de tus piernas encurtido.
En las noches de insomnio solo cabe esperar que el sueño llegue... siempre llega.
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